María Auxiliadora

Esta antiquísima devoción se distingue por la marcada presencia de María en sucesivos y decisivos hechos de la historia de la humanidad. Desde el siglo IV fue llamada «Auxiliadora» por San Juan Crisóstomo, luego por San Sabas y San Juan Damasceno. Su fiesta más antigua se celebra en Ucrania, desde el siglo XI, luego de que el 1° de octubre del año 1030 libró a la ciudad de la invasión de bárbaros paganos. Otros hitos históricos de manifiesta intervención y protección mariana son la batalla de Lepanto, la guerra de los 30 años, la liberación del Papa Pío VII, prisionero de Napoleón, quien prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora, fue liberado y llegó a Roma el 24 de mayo.
Los grandes difusores de esta devoción han sido los salesianos, quienes siguieron el camino de Don Bosco, a quien la Santísima Virgen en 1860, le pidió ser honrada con el título de «Auxiliadora» y le señaló el sitio para que le construyera un templo en Turín. Don Bosco empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos, los milagros se sucedieron y en sólo cuatro años estuvo terminada la basílica, por eso decía: “Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen”. Para Don Bosco María es «Auxiliadora del Pueblo de Dios».
María Auxiliadora es protectora del Ejército, Patrona del agro argentino, del Chaco paraguayo, de Australia y China. En cuanto a China, -donde se estima que hay unos diez millones de católicos- la devoción se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, en Shanghai se encuentra el santuario Sheshan, lugar de referencia para venerar a María Auxiliadora. Pero desde mitad del siglo XX los fieles católicos de China han sufrido la división institucional de la Iglesia propiciada por el rechazo del Gobierno a reconocer la autoridad del Vaticano al punto que eran las autoridades nacionales quienes nombraban unilateralmente a los obispos locales. Por este motivo, Benedicto XVI instituyó en 2007 que el 24 de mayo se rezara especialmente por el pueblo católico de China, tradición que también promovió el Papa Francisco.
La diplomacia vaticana logró un importante avance con Pekín en 2018, desde el 22 de septiembre de ese año, -día de la firma del Acuerdo Provisional-, todos los obispos católicos de la República Popular China están en plena y pública comunión jerárquica con el Papa. El fundamento de este Acuerdo y la intención del Papa y de la Sede Apostólica para arribar al mismo no es afirmar una supremacía de orden político sino confirmar a los hermanos en la fe, confortarlos y sostenerlos en su camino de oración, de anuncio del Evangelio, de obras de caridad, en el contexto en el que se encuentran.
Colaboración de las Misioneras de la Inmaculada Padre Kolbe