¿Por qué los olavarrienses votamos como votamos?

Escribe: Carlos Verucchi.


Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Pareciera que finalmente se van acomodando las piezas en el entramado político nacional. Los dos grandes espacios políticos actuales representan a sectores sociales bien diferenciados y se ajustan a cierta previsibilidad que hasta hace unas décadas era esquiva. Un frente de centro izquierda que apuesta a la producción nacional y al desarrollismo sostenido por el crecimiento industrial y un frente de centro derecha, más conservador, que insiste en mantener vigente un modelo económico basado en la exportación de productos primarios. Lo único que todavía no encaja en esta distribución actual de las fuerzas políticas es el rol de la Unión Cívica Radical, partido que adopta actualmente una postura contraria a la que adoptó durante todo el siglo XX (no olvidemos el origen federal del yrigoyenismo o la apuesta antiliberal de Alfonsín, sólo por citar dos ejemplos).

Si nos concentramos en la región central del país, región que contiene a la mayoría de la población, la situación política que se presenta no dista demasiado (salvando las distancias) de la que se ha presentado históricamente en los Estados Unidos: los estados del Norte en la costa Este con supremacía demócrata y un fuerte desarrollo industrial, por un lado, y los del Sur, con predominancia republicana, estrato social más conservador y economía más proclive a la producción de recursos primarios.

Volviendo a nuestro país, no es casual, entonces que el Frente de Todos tenga la mayor parte de su caudal de votos en el cordón industrial. Ese famoso cordón industrial que se extiende desde Santa Fe, o más exactamente desde San Lorenzo (20 km al Norte de Rosario), y sigue por toda la margen derecha del río Paraná, esquiva la capital federal por el costado de la avenida General Paz y luego avanza hacia el Sur hasta llegar a la ciudad de La Plata. Juntos por el cambio, por el contrario, goza de gran supremacía electoral en zonas del interior de la provincias de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba que sostienen sus economías a partir de la producción agrícola y ganadera.

En esta última elección, y considerando los votos para diputados nacionales, el Frente de Todos ganó en ciudades como Rosario, Ensenada, Pilar, San Lorenzo y la mayor parte de los distritos del conurbano bonaerense. Juntos por el Cambio, por su parte, muestra su potencial en el resto de la zona central del país, ciudades pequeñas alejadas de los grandes centros urbanos y con una tradición muy vinculada al campo.

Hasta aquí no creo haber dicho nada nuevo o nada que no pueda deducirse fácilmente de una mirada rápida a esos mapas de colores con los que ilustran los medios de prensa los resultados de cada elección con el fin de mostrar la distribución geográfica de los votos.

Nuestra ciudad merece una atención especial, ¿qué es Olavarría? ¿Es una ciudad agrícola ganadera como lo son todas las ciudades de la región o es una ciudad industrial? Si atendemos a la opinión generalizada deberíamos pensar a Olavarría como una ciudad con una impronta industrial muy afianzada. A las grandes industrias mineras hay que sumarles el crecimiento exponencial que ha evidenciado el parque industrial en lo que va del siglo. A diferencia de las demás ciudades de la región, Olavarría tiene una masa crítica de obreros industriales fuertemente sindicalizados, Olavarría tiene una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que apuestan a la innovación y al desarrollo, al avance tecnológico, es decir, Olavarría tiene características similares a ciudades como Berisso o Avellaneda. Sin embargo, los olavarrienses votamos de manera muy parecida a como se vota en Azul o Balcarce.

¿A qué se debe esta particularidad? (Particularidad que no es circunstancial sino que ha sido observada ya en muchas otras oportunidades.) Tal vez Olavarría, a pesar de su pujante industria, aún no hay alcanzado un desarrollo como el que imaginábamos, tal vez Olavarría no haya dejado de ser una ciudad rural, o tal vez el nivel de desarrollo industrial sea más elevado que el imaginado y eso nos lleve a pensarnos como una ciudad europea arrojada en este desierto. Tal vez el aparato propagandístico de los sectores más conservadores sea acá más efectivo que en otra parte.

Difícil saberlo.

Un sociólogo a la derecha, por favor (o a la izquierda).

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