Un secreto entre Nacho y Axel

Las razones del agravamiento de la pelea de Milei con sus gobernadores aliados, y su posible impacto en la Provincia de Buenos Aires. La entretela que involucra a Kicillof. Las dudas sobre el rol de Macri, en medio de las conversaciones para la convergencia de PRO y LLA. Las dificultes para ese proceso en la provincia. El aumento de electricidad y lo que los gremios docentes piensan hacer el 1 de marzo.


Un angtecendete de cercanía. Torres y Kicillof, en un encuentro en la UIA junto a otros gobernadores.

Por Andrés Lavaselli

La embestida de Javier Milei contra Ignacio Torres, el gobernador de Chubut, se extendió rápidamente hasta transformarse en la batalla más violenta de todas las ocurridas hasta ahora en la curiosa guerra del Presidente contra sus propios aliados. Y en el último avatar de la aceleración de los tiempos políticos que sucedió a la caída de la Ley Bases. Todavía con varios puntos ciegos, los pliegues de esa trama esconden además una figura significativa para la política bonaerense: el gobernador Axel Kicillof. 

Apenas dos certezas sobrevuelan el episodio Chubut: fue Milei el que lanzó la primera piedra, con la suspensión de la coparticipación. Y fue Torre un blanco quirúrgicamente escogido: la alegada deuda de la provincia con Nación también la tienen otros nueve distritos, entre ellos Tucumán y Cacho, a los que se les permitió “rollearla”. A la provincia patagónica, que había presentado en tiempo y forma la documentación correspondiente y explicitado su voluntad de pagar, no se le habilitó sin embargo esa refinanciación.

Torres atribuyó esa significativa singularidad a la decisión del juez federal Hugo Sastre quien, a pedido suyo –acompañado por un intendente de Unión por la Patria-, suspendió la quita de subsidios al transporte en la provincia. Es una decisión que, como diocuenta DIB, preocupaba a la Casa Rosada por el antecedente que supone: Buenos Aires, que aún está en etapa de reclamo administrativo por este tema, podría ahora recurrir a Tribunales con más chances de éxito. 

Hay, sin embargo, otro motivo para una venganza: esta semana Torres y Kicillof conversaron en secreto sobre el “poroteo” de votos para rechazar el DNU 70. El patagónico le dijo al bonaerense que si en UxP estaban todos alineados, tal vez se podía avanzar. DIB ya informó que ambos conversan asiduamente al menos desde el momento en que Milei quiso cambiar el régimen pesquero. Pero esto es llevar la relación a otro plano: los transforma en interlocutores de un acuerdo mucho más amplio que ellos mismos, circunstancial y en defensa propia, pero que pone a Milei en la vereda de enfrente. Motivo más que suficiente para un castigo ejemplar. 

Aquel dato arroja otra luz sobre un hecho político clave, derivado también del episodio Chubut: el comunicado conjunto de los gobernadores “dialoguistas” en respaldo a Torres. Es que subió al tren crítico al mendocino Cornejo, que no tenía ninguna gana de hacerlo. Y a Jorge Macri, lo que índice una pregunta obligada: ¿qué rol jugó Mauricio en esa movida? Hay dos hipótesis: en el medio de las conversaciones para que Pro “confluya” con La Libertad Avanza, el Expresidente hizo un gesto de fuerza para mejorar su posición negociadora o dio por caída esa posibilidad. 

Macri y Patricia Bullrich –cuya defensa del gobierno la deja en una posición incómoda frente a los miembros de su partido- hasta ahora tenían a la fusión como un objetivo en común, aunque el primero viniera con pie de plomo y la ministra buscara acelerar. La provincia, además, es un territorio difícil de encuadrar: “Hay mucho desorden político en LLA”, dijo a DIB un dirigente importante de PRO. Se refería a la atomización parlamentaria de los libertarios  y a lo que sucede en muchos concejos deliberantes, donde las bancadas de La Libertad Avanza son las principales opositoras de intendente PRO. 9 de Julio o Mar del Plata, ciudad a la que Milei visita sin siquiera saludar a Guillermo Montenegro, son ejemplos de eso. 

La nueva pelea actualiza otro interrogante: ¿qué pasará cuando Mieli necesite aliados? Está claro que el presidente  es un objeto político no identificado, que genera legitimidad de un modo distinto al del resto de la dirigencia. Es el famoso perfil “anti casta”, que casó una vez más a relucir. Las encuestas serias lo convalidad por ahora: retiene un  razonable de aceptación, sobre todo de la clase media y de los sectores populares. Pero si la situación económica se sigue deteriorando para esos sectores, necesitará apoyos que tal vez no encuentre porque hoy los dilapida

Es cierto que desde que cayó la Ley Bases los tiempos políticos se aceleraron. Cristina y Máximo Kirchner salieron del letargo, este último para consolidar la “pax bonaerense” con el gobernador. Y Massa lo hará dentro de poco, tal vez después de bajar la tensión que generó con Kicillof. Pero en La Plata no creen que eso implique alguna definición inminente: “No hay que pisar el palito: no está cerca de una crisis profunda”, dicen en el gabinete bonaerense. Mientras, aprovechan: fue tanto el ruido que ni siquiera tuvieron que activar el discurso que justifica al importantísimo aumento de la tarifa eléctrica como consecuencia de las políticas nacionales. Los gremios, además, les deslizaron que el viernes comienzan normalmente las clases. El único sobresalto, conjeturan, podría ser una declaración de la educación como “servicio esencial” en repuesta al paro del lunes, que no afecta a la provincia. Con el carácter volcánico de Milei nunca se puede estar del todo seguro. (DIB) AL

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