En su vuelta a los escenarios, Facón hizo vibrar el Coliseo de Bolívar

Volver. A la adolescencia, donde corrían vientos de libertad, de ganas de querer cambiar el mundo, de carnaval. Volver a una época donde las letras de las canciones describían la situación de un país tan actual como doloroso, tan vigentes, 20 años después. Eso es lo que propuso Facón con su vuelta a los escenarios y, particularmente, con el show que dio en Bolívar el sábado 12 de octubre. La banda se disolvió en 2013 y se hizo esperar, pero también hizo que valga la espera.

Fue una cita casi obligada para las y los jóvenes que hoy son +30 o andan por ahí, a poco de cambiar de década. Volvía Facón a Bolívar, al teatro Coliseo, donde tocó por última vez la banda original. El show prometía ser largo, de dos horas, con un repaso por sus tres discos, y así lo fue. Casi cumpliendo con cada uno de los anuncios como si se le pudiera reclamar algo.

Traicionero fue la primera, esa que no podía faltar en una Argentina como la de hoy, que cuestiona las “promesas de los que votamos” y manda a mudar a los “alcahuetes del extranjero”. Cada letra tomó un nuevo sentido, ideas que por ahí al escucharlas desde un disco no dicen lo mismo que en el vivo, viendo la expresión de los músicos, la intencionalidad, el gesto y los guiños entre los integrantes de la banda.

La lista siguió con temas como el que pide a la ‘Negrita’ que baile hasta que amanezca y plantea la unión de América, la que menciona el Regalo de nuestro suelo, Princesita, Qué jangada, Esclavo, Cantaré, Naufrago de amor, Cerquita del agua, Flor de la luna y Los corazones, de cada una de ellas se rescata una frase, la melodía o un falsete de ‘Turco‘.

También estuvo la que abre el disco Mundo caparazón, Siguiendo el ritmo de las hojas, con ese final bien arriba; Rayo, Al pie del huracán, El autobús y De chico, tema que Chiodi presentó como un recuerdo de su infancia en el paraje azuleño Dieciséis de Julio.  

Sobre una nube, la de los agudos, que sin ser los mismos que se escuchan en Adentro, le dan el toque actual, del paso del tiempo en una voz que sigue deleitando. La incursión de una trompeta en Malembe melecó que reemplaza al violín, y el impacto de la realidad que se vive en las calles que tienen De cartón vivienda.

La construcción, con Fede y Dalmiro que dejaron muy bien representada a La Fábrica del Ritmo; Superalado, el hit del último trabajo discográfico publicado, hasta el momento, de Facón; y Maquillando las noticias, esa con la que la banda logró llegar a muchos hogares argentinos por ser una cortina televisiva en los años 2000.

Una postal de Azul, las dos caras que forman una misma moneda y que también describe a muchas otras ciudades de la zona; Tu querer y Peleador, con ese ritmo festivo de cancha, dieron la pauta que faltaba poco para el final. Pero volvieron, los bises fueron Mariposa y Yo soy ella, dos infaltables en ese repertorio en el que prometieron que iban a estar las más escuchadas, las que se hicieron carne, que identifican a la banda y a quienes la siguieron, esperaron y disfrutaron su vuelta.

Entraban algunas personas más en el Coliseo, pero el público fue el indicado, con la complicidad necesaria para interactuar con los músicos. Sobre todo con Chiodi y ‘Pieri’ Saldaño, ambos fundadores de Facón que desde el centro del escenario mostraron su generosidad con Bernardo Lupo, ‘Ricky’ Rodríguez y ‘Mosca’ Scillone, los integrantes de la formación actual.

Desde arriba se vio una danza de instrumentos que pasaban de mano en mano según el tema que venía, energía, mucha, sobre todo en la segunda parte del show, y las ganas de volver a hacer esas canciones que estaban archivadas en discos esperando volver a un escenario. Desde abajo, se vivió la predisposición para escuchar y cantar, la emoción de compartir y la alegría de que Facón sigue sonando y brillando como la luz más bella para hacer de cada presentación un carnaval.