Eduardo Sacheri y la literatura como «herramienta» para encontrar «serenidad en el caos»


El escritor Eduardo Sacheri -a sala colmada- presentó su libro con “Nosotros dos en la tormenta” en el marco de la apertura de la 27° edición de la Feria Libros en Olavarría.

La actividad se extenderá hasta el domingo y se concreta en las salas del Centro Cultural San José.

Tras la presentación, Eduardo Sacheri atendió a la prensa y dejó varios conceptos en su nuevo paso por nuestra ciudad.

Primero, Eduardo Sacheri contó cuales fueron los motivos que lo llevaron a escribir «Nosotros dos en la tormenta» y dijo: «en general me gusta, con cada novela, aterrizar en distintos momentos de la historia reciente, probablemente porque soy profesor de historia, probablemente porque me parece que la literatura también es una manera de interrogarnos sobre el pasado reciente, sobre todo en zonas no tan transitadas por la ficción o por el cine. Entonces, esta novela, que está ambientada en el 75, antes del golpe de la dictadura, me parece un periodo turbulento, conflictivo, fecundo en significados, y me parece interesante aterrizarlo».

Al hablar de los dos protagonistas centrales de la novela, el autor relató: «estos dos amigos, tienen la particularidad de que sus vidas son muy particulares porque son miembros de organizaciones armadas, uno es miembro de Montoneros y el otro es miembro del ERP, que fueron dos organizaciones revolucionarias paralelas, es decir, aunque su objetivo, uno desde la distancia, puede decir, se parecía, tiene que ver con esto de conquista revolucionaria del poder, iban en paralelo, no colaboraban, y me interesaba recrear la amistad de ellos, pese a sus vidas diferenciadas, y sobre todo la cotidianeidad de esa gente, es decir, evitar las caricaturas que frecuentemente se construyen a veces, a veces con una idealización que a mí no me satisface, a veces de una demonización que tampoco me parece útil para entender a las personas».

Sacheri reconoció que en el libro se atraviesan la investigación académica y la ficción. «Tiene mucha investigación académica, porque el tema de la violencia guerrillera, si bien en la ficción está muy poco tratado, en el trabajo académico sí está muy tratado. Entonces, me parecía importante, si bien yo ya había nacido y era un chico en 1975, no es lo mismo tu memoria familiar o tu memoria barrial que el trabajo académico, del mismo modo que me pareció importante recabar testimonios de gente involucrada, tanto desde el lado de las organizaciones armadas como de las víctimas de sus acciones».

Además, Sacheri remarcó: «además lo que tiene en lo personal es el ámbito geográfico, porque la novela se desarrolla en el oeste del Gran Buenos Aires, que es mi lugar en el mundo, Castelar, Ituzaingo, Ciudadela, esa zona oeste del Gran Buenos Aires, que como es mi mundo, es donde más cómodo me siento».

En la charla con los medios definió, «en cada novela mía me interesa abrirla o abrirle al lector una posibilidad de reflexionar sobre lo humano de nosotros y lo histórico. Pero reflexionar sin que yo te baje línea en cuanto a estos son buenos, estos son malos, estos te tienen que caer simpáticos, estos te tienen que caer mal, y ahí va un poco esto del mensaje. En todo caso, si vos encontras algún mensaje, buenísimo, pero no me parece que esté bueno que yo cifre un determinado mensaje a la espera de que vos lo encuentres, porque es como medio que yo te intentara llevar de las narices y no me gusta».

El reconocido escritor resaltó la importancia de las ferias del libro y el encuentro con lectores. «La literatura es un arte individual y silencioso en general, tanto por parte de quien ejecuta como por parte de quien disfruta después. En una obra de teatro, los actores y el público están ahí. Toca una banda de rock, su gente está ahí. Con los libros no. Al libro yo lo escribo en la más absoluta soledad y habitualmente vos lo lees de la misma forma. Esto de poder encontrarnos me parece que es el mejor estímulo para los lectores, en el sentido de asomarte a la cocina y charlar con los cocineros me parece que te permite entusiasmarte de otro modo en relación a lo que ya leíste, porque lo resignificas y te entusiasmas para nuevas lecturas y nuevas cosas, porque en el fondo lo que vamos a tener en común, lo que nos juntemos en la sala es que nos gusta leer. Entonces hablaremos de mis libros o hablaremos de cosas que hemos leído y nos iremos con ganas de leer algo más y eso me parece que es lo que vuelve a irremplazable este tipo de encuentros», dijo.

En este sentido, Sancheri agregó que en estas presentaciones se permite «cerrar ese círculo que uno abre silenciosamente cuando escribe y no sabe quién está al otro lado. Juntarte con tus lectores o con tus potenciales lectores, por lo mejor también habrá gente que no me haya leído o no haya leído este libro, nos permitirá charlar de libros e irnos con interrogantes, con eso es suficiente».

Habló de los momentos difíciles que vive la Argentina en lo político y lo económico y que lugar ocupa ahi la literatura. Se negó a referirse puntualmente a la actualidad argentina al decir: «me interesa muchísimo la política, me interesa muchísimo la economía, pero lo que nunca hago es bajar línea con mis opiniones. A veces los intelectuales, los así llamados intelectuales, parecen sentir como una obligación o un derecho o ambas cosas de decir pensamos esto, sostenemos esto, casi como indicándole al vulgo lo que deben pensar, lo que deben sentir o lo que deben hacer. A mí no me parece que esté bueno eso. Por eso nunca hablo de política. Mejor dicho, vivo hablando de política, pero no públicamente».

De todas maneras, Eduardo Sacheri dijo: «me parece que el arte en general y la literatura en particular son precisamente herramientas que los seres humanos necesitamos para encontrar serenidad en el caos, sentido y dirección en los laberintos. La Argentina es muy pródiga en caos y laberintos y en ese sentido a mí me gusta poder ser parte de ese encuentro diferente».

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