Semana de la Mujer: Ocupar más lugares, la carrera más difícil

El automovilismo es el segundo deporte más popular de Argentina. Históricamente los hombres dominaron la escena, no era común encontrar a muchas mujeres que lo practicaran. Hoy, el panorama es totalmente distinto: Josefina Vigo es olavarriense y una de las tantas que buscan ganarse el lugar que siempre merecieron en el automovilismo.


Santiago Garralda- Agencia Comunica

Aunque es ingeniera industrial y trabaja en una pyme local, ¿quién conoce su nombre por eso? Seguramente muy pocos. Josefina Vigo es, aunque ella no se considere así, una referente en el automovilismo nacional. Actualmente corre en Top Race Series, la segunda divisional de una de las categorías más importantes del país. Se inició en el karting local, compitió varias fechas en el Campeonato Argentino y tuvo un gran paso por el Karting del Atlántico, donde se dio el lujo de consagrarse en el 2011. De ahí pegó el salto a la categoría de prototipos GT2000, para convertirse en la primera mujer en representar a Olavarría a nivel nacional. “Soy una piba que va para adelante, que no se rinde fácil, que va a dar lo que sea por cumplir sus sueños”. Así se define Josefina, ingeniera industrial de 25 años, que cada tanto se calza los guantes, el casco, el buzo antiflama y sale a codearse con los mejores pilotos del país.

Su historia de amor con el automovilismo comenzó cuando ella era muy chica. Proveniente de una familia ligada al Automóvil Club de Olavarría, era habitual verla al costado del alambrado cada fin de semana. “Yo tenía 7 años, mi papá tenía un amigo y su hijo corría en karting acá en Olavarría, y después de una carrera nos dice a mi y a mi hermano si queríamos pegar una vuelta en el karting del hijo que justo había terminado el campeonato. Pegamos una vuelta ahí y me encanto”.
Fue un flechazo instantáneo. Después de que su padre le ofreciera probar un karting en el verano posterior, Josefina decidió empezar a correr. No obstante, afirma que hubo otro factor que la impulsó a volcarse por el deporte motor, “…en ese entonces había una chica que corría, que fue quien me impulsó a poder hacerlo. Ahí me di cuenta que había mujeres haciéndolo y que también era un deporte para mujeres”.

Sin embargo, el machismo está instalado en cada ámbito de nuestra vida. Encasillar cuáles son las actividades que pueden hacer o no las mujeres es una práctica medieval pero cotidiana que parece no tener fin. Josefina repite y sostiene con firmeza que “no está escrito en ningún lado qué está para quién, es un deporte para hombres y mujeres. Siempre te vas a encontrar al machista que te dice lo contrario” Con el autoestima firme, ella es consciente de sus condiciones, sabe que hace bien las cosas en la pista y que está a la altura de cada circunstancia. Por esta razón, siempre hizo oídos sordos a las críticas. Si bien nunca se sintió discriminada, comenta que “muchas veces he visto hombres no apoyar que mujeres corran, ahí simplemente elijo no escuchar. El que dice eso es porque no entiende nada, y no sabe nada”.
Por otra parte, no es una locura afirmar que el automovilismo es uno de los deportes más costosos. Conseguir apoyo económico resulta ser una odisea para quien quiera correr, sobre todo teniendo en cuenta la situación de crisis total que atraviesa el país. Para Josefina la dificultad es la misma tanto para hombres como para mujeres, aunque se ríe y piensa en voz alta que tendría que ser más fácil, porque “es más llamativo una publicidad en el auto de una mujer que es la única compitiendo en una categoría contra veinte hombres”.

En definitiva, está claro que el automovilismo sigue siendo un terreno a conquistar para las mujeres, y aunque sostiene que son minoría y probablemente así lo vayan a ser, agrega entusiasmada y con una voz repleta de orgullo que “de a poco la mujer se va introduciendo cada vez más, y hoy vas a categorías que capaz hay cuatro o cinco mujeres corriendo y eso es súper interesante”. Desde que comenzó a correr hasta hoy, el número de mujeres participando ha aumentado notablemente. Su alegría no puede esconderse al notar el progreso que han tenido en estos últimos años y agrega que “en la época que yo arranqué era una sola en una categoría, y hoy por hoy es muchísima la variedad y muchísimas las que están corriendo”. No oculta su deseo y esperanza de que más mujeres se sigan sumando a este deporte que la tiene enamorada. Asimismo, deja un mensaje para aquellas que les haya picado el bichito de querer correr en autos, pero que todavía no les ha hecho efecto el veneno: “tienen que animarse, es la sensación más linda que hay y si quieren tienen que hacerlo”.

Josefina vive cada carrera como si fuese la última, su pie derecho se clava en el acelerador como si fuese una extensión de su cuerpo. La adrenalina y las pulsaciones se le disparan generando una sensación única e irrepetible. Es sin dudas la parte que más disfruta de realizar esta actividad, es por lo que vale la pena tanto esfuerzo previo, tantas horas de entrenamiento físico, tantas charlas y reuniones para poder cerrar el presupuesto y estar presente en cada competencia. También la familia es indispensable en su vida y siempre acompaña. Días antes, preparan todo y mueven en casilla rodante a cada autódromo que le toque correr.
Le cuesta definir qué significa el automovilismo en su vida. Analiza, suspira, balbucea y confiesa que es una obsesión. No ahorra adjetivos a la hora de describirlo, remarca que es hermoso, “muy muy lindo, pero costoso”. Y, lo más importante, cualquiera puede practicarlo.

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