Un estudiante de ingeniería civil conoció Colombia en una experiencia de movilidad
De recorrida por el histórico suelo colombiano
La ciudad donde nació Gabriel García Márquez, las calles que se adueñó Pablo Escobar, el puerto de Cartagena de Indias, línea directa con Europa en época colonial. El estudiante de la FIO, Marcos Pascua, pudo recorrer estos lugares y muchos más, gracias a una experiencia de movilidad estudiantil que lo llevó a vivir cinco meses en Colombia.
A través del programa MACA (Movilidad Académica Colombia Argentina), el alumno de ingeniería civil cursó algunas materias en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito y a su vuelta se trajo mucho más que conceptos científicos. “Es un país hermoso y la gente es muy cálida con el extranjero. Son un pueblo muy feliz, no por nada están en el ranking de los más felices del mundo”, señaló Pascua.
Para instalarse antes de comenzar las clases, el 12 de enero, el joven viajó al país tropical antes de fin de año, por lo que recibió el 2016 de una manera bastante especial. “Allá está prohibida la venta de fuegos artificiales, por lo que con organización estatal, se tiran desde edificios públicos con mucho control, a las 12 en punto. Yo los vi desde la torre Colpatria. Después de eso, nos sentamos a cenar”, contó el estudiante de la FIO sobre los festejos en el tercer edificio más alto de Bogotá.
Marcadas diferencias
Los primeros días en suelo colombiano, Marcos Pascua vivió con una familia y luego se mudó a un departamento, también en Chía, una ciudad de cien mil habitantes a 15 minutos de Bogotá, la capital de Colombia. “Cuando estuve más adaptado me mudé a la capital. Viví en un apartamento, con un chico de Chile el primer mes y después con alguien de México”, relató en su vuelta a la Facultad de Ingeniería.
En la Escuela Colombiana de Ingeniería (ECI) Julio Garavito, cursó tres materias de la carrera ingeniería civil. Una de ellas fue Topografía, por las características de la geografía. “Colombia está entre tres cordilleras, la oriental, occidental y central”, explicó el estudiante, y señaló que Bogotá está dentro de la cordillera central, asentado donde hace tiempo había agua, “por eso los suelos son un poco complicados para construir”, aseguró. Además, graficó que “no importa a dónde viajes, en Bogotá vas a ver la cordillera al costado siempre, porque sobre el pie de esa cordillera está la ciudad”.
“Si bien a esa academia la llaman Escuela, es una universidad, pero tiene un régimen bastante escolarizado”, contó sobre la institución a la que asistía todos los días. El ciclo lectivo es de enero a mayo, luego tienen dos meses de vacaciones y el segundo semestre se dicta en agosto a diciembre. “Ellos no tienen vacaciones de verano, como están cerca del Ecuador hace siempre calor, hasta salen a la calle con sombrillas para el sol”, explicó el joven.
Al igual que la Facultad de Ingeniería, la ECI tiene laboratorios y una infraestructura grande, pero el sistema universitario en el que se inserta dista de ser similar al argentino. Las universidades tienen muchos recursos, y destinan mucho de ellos a la seguridad. “Al predio entras por un sistema de torniquetes con una credencial que te dan. Si te la olvidas, en Administración se fijan si realmente debes estar allí ese día”, ilustró”, y agregó: “Lo que los colombianos llaman universidades públicas son aquellas financiadas por el Estado a las que entran después de un examen de admisión los mejores promedios, pero igual se paga una matricula. En la que iba yo, la matrícula más alta es de 25 mil pesos nuestros, 5 millones de pesos colombianos por semestre”.
Historia y cultura por doquier
Mundialmente, Colombia es reconocida entre otras cosas, por su café, que es tan variado como los nombres que le otorgan. “Al café fuerte le dicen tinto, pero eso cambia según la región. En algunas zonas al café con leche le dicen perico”, ejemplificó el estudiante, y relató una divertida anécdota: “En la primera casa donde estuve cuando llegué, la mujer me contaba que el marido se tomaba un tinto antes de ir a trabajar y yo me quedaba mirándola, pensando que me hablaba de vino”. La comida también es muy rica y variada, “le dan mucha preponderancia al desayuno y almuerzo, y comen mucho pescado, pollo, res, patacón, plátano verde frito y sopa”, sostuvo.
Respecto a la cultura del país, Marcos Pascua notó que “la gente con el extranjero es súper cálida, muy amable. En Bogotá es mucho más fría pero porque es una capital, con mucha gente, viven unas ocho millones de personas sólo en el área urbana”, indicó, y graficó que la ciudad tiene una extensión de largo de Olavarría a Azul aproximadamente, y una extensión de 30 kilómetros de ancho. “Bogotá es linda, imponente, aunque se nota mucho la desigualdad y no existe la clase media”.
Por lo que Pascua pudo percibir, no hay políticas sociales de contención, pero la gente no deja de ser súper optimista, están siempre contentos. Tienen sus problemas como todos pero no es una queja constante, sino que valoran mucho lo que tienen y saben que les falta mucho para hacer –dijo- pero son concientes de sus limitaciones y también reconocen sus virtudes, una de ellas es estar contento a pesar de la división que hay y los conflictos sociales que atraviesan.
Durante su estadía visitó muchas ciudades, como Aracataca, cuna de Gabriel García Marquez y Medellín, donde la figura del narcotraficante más conocido de los últimos tiempos, Pablo Escobar, sigue estando presente a más de 20 años de su muerte. Se trasladó en colectivo para abaratar costos y conoció otras realidades lejos del circuito turístico. “El Departamento de Bolívar, en donde se incluye Cartagena de Indias, es muy lindo, la ciudad amurallada, tiene mucha historia, era el principal puerto de los españoles y la corona”, señaló.
”El casco histórico es hermoso, pero donde salís de allí te encontrás con una de las ciudades más pobres de Colombia, yo eso lo vi porque en bus pasas por oros lugares que no son turísticos y no se ven en el circuito comercial”, aseguró.
Por último, habló de la guerrilla. “Te advierten que tengas cuidado en general, noté que hay mucho prejuicio al salir. En Bogotá no se ve guerrilla ni paramilitares. Pero por ahí en la frontera o en la selva hay atentados por conflictos políticos entre líderes de un mismo ejército. La principal actividad económica de las FARC es la de cuidar los cultivos de cocaína, pero ahora están en proceso de desmilitarizarse. El Estado está intentando hace años llegar a un acuerdo de paz. En este tama, cada ciudadano tiene su postura a favor o en contra”.
Con todo, la experiencia ha sido realmente enriquecedora para su formación profesional y personal, uno de los objetivos del área de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ingeniería. “Vale la pena, y vale hacerlo a esta edad”, concluyó Marcos Pascua.
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