1980. O cuando el mundo se fue a la mierda

 

Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Los argentinos, ese año, estuvimos muy pendientes de las elecciones en Estados Unidos. Para la dictadura militar era importante que se fueran los demócratas del poder y ganaran los republicanos, más solidarios y comprensivos con las prácticas sanguinarias de los dictadores latinoamericanos. Tuvieron suerte, ganó un ex actor de cine, Ronald Reagan, y en ese momento cambió el mundo para siempre.

Unos meses atrás, Margaret Thatcher, había sido nombrada primera ministra del Reino Unido. Entre ambos, pusieron en marcha una política económica de tinte neoliberal que con el tiempo se propagaría por el mundo y llevaría al planeta al punto en el que hoy se encuentra: al borde del precipicio.

Con Thatcher y Reagan se terminaba el estado de bienestar, quedaban atrás los 25 años felices de Europa, la dictadura argentina tendría un poco más de soga.

La contraofensiva montonera ya había sido exterminada y algunos militares, encabezados por el Almirante Massera, deliraban con una posible salida democrática en la que ellos mismos serían los elegidos por el pueblo. Massera se hacía ver en la noche porteña con su amante, Graciela Alfano, y hasta trataba de aliarse con los pocos prisioneros que todavía quedaban en la ESMA.

Si lo de Massera fue un delirio de trasnochado, en Olavarría vimos los estertores de esa locura cuando Amalia Fortabat con su pareja, el Coronel Prémoli, se dispusieron a repetir la estrategia del marino. Compraron una emisora de radio, un equipo de fútbol y se largaron a su gran aventura populista. Dos mil años después de haber sido llevada a cabo por primera vez, la famosa consigna romana de “pan y circo” seguía vigente. Claro que no para todos, miles de olavarrienses se volcaron a la epopeya de Loma Negra y festejaban los goles, pero no comían vidrio, en el estadio de Racing, en un partido entre Loma Negra y Nueva Chicago, escuché por primera vez un cantito que se encendió en toda la popular, tanto local como visitante, y que todavía guardo con reminiscencias en mi recuerdo: “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”.

A propósito de Prémoli, siempre me quedará la duda de si realmente era Coronel, ya que el Olavarría es muy común que se les llame Coronel a los Tenientes Coroneles. En el listado de intendentes que se presenta en el primer piso del palacio municipal, incluso, se definen como coroneles a todos los jefes del regimiento que ocuparan alguna vez la intendencia. Quienes hemos hecho el servicio miliar, sabemos que la diferencia entre un Coronel y un Teniente Coronel es gigantesca, sin embargo, el Teniente Coronel Verdura nunca aclaró ni se puso colorado cuando tal vez por cortesía o ignorancia se lo elevaba a Coronel.

En fin, perdón por desviarme del tema.

Another Brick In the Wall, de Pink Floyd se convertía en uno de los temas musicales más escuchados y marcaría a fuego a toda una generación. El Capitán Piluso, que había alegrado nuestras meriendas por varios años terminaba un ciclo que se había iniciado en el 60. River ganó el metropolitano de ese año y la reacción de Boca no se haría esperar, para el año siguiente prepararía un equipo de súper estrellas del cual hablaremos el otro domingo.

Este modesto cronista completaba sus estudios primarios en la escuela 8. La década del 80 comenzaba, tantas cosas buenas y malas pasaron en los 80. A punto tal que, en la actualidad, se ha puesto de moda un adjetivo que por sí mismo destaca la importancia y la influencia posterior de aquella década: “ochentoso”.

Sí, me siento influido por la cultura ochentosa, la que marcó mi adolescencia y mi primera juventud, y un nostálgico y fatuo orgullo me invade hasta las lágrimas.

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