Adolf Wolfli, psicótico y artista

Un vistazo ligero de un niño suizo torturado, un adolescente humillado y un adulto violento que pudo aprovechar la única oportunidad real que le brindó el azar para cambiar su vida.


Antes que nada quiero agradecerle a Jorge Scotton por darme éste espacio para publicar mis notas, el cual cumplirá exactamente, un año en el día de mañana. Ésta fue la primera nota:

  Ahora sí, pasemos a ésta nota dominical.

   Desde hace algunos años se hicieron públicas o más bien, cobraron notoriedad, las anécdotas sobre grandes pintores surrealistas que han visitado un famoso manicomio alemán en el cual, observando las obras plásticas de pacientes “absorbieron” esas energías plasmadas y luego realizaron grandes obras que hoy en día valen cientos de millones de dólares. Las malas lenguas, dicen que algunas obras fueron casi calcadas de dichos trabajos en los talleres de esas instituciones mentales. Éstas obras fueron recopiladas en un libro que se llama:  “Expresiones de la locura: El arte de los enfermos mentales” escrito por el psiquiatra Hans Prinzhorn. (Pero de éste increíble libro hablaremos  en una nota futura).

  Adolf Wölfli nació un 29 de febrero de 1864 en Bowil, una comuna suiza del cantón de Berna. Su infancia y adolescencia fueron etapas terribles, plagadas de abandonos, de muertes, de torturas y de violaciones. Si toda ésta carga físico/emotiva fue la suma que arrojó por resultado su psicosis, no es el eje de ésta nota, por una enorme variedad de razones, siendo la principal, el hecho que no poseo herramientas para poder opinar (quizás en un futuro podamos tener una entrevista con un o una profesional de la psicología o psiquiatría y así echar luz sobre todos éstos temas que a veces rozan lo tabú).

  El año 1899 lo encuentra a Adolf recluído en la celda de un hospital psiquiátrico, sin embargo estaba por ocurrir algo que iba cambiar su vida para siempre.

  Un psiquiatra, hasta donde se sabe, anónimo, le dio un lápiz.

  Inmediatamente, Adolf comenzó a dibujar todos los papeles que tenía a mano, por eso es que los primeros trabajos (hoy perdidos) fueron hechos sobre papel higiénico.

Adolf Wölfli. Fuente: wikipedia.

  Los trabajos más antiguos conservados datan de 1904, los cuales ya tienen un estilo personal y técnicamente magistral.

  La doctora en historia del arte por la Universitat de les Illes Balears, Miquela Forteza, nos dice que: “Estas composiciones muestran un estilo denso, en gran medida abstracto, geométrico y ornamental, en las que ocasionalmente inserta pequeñas figuras y alguna que otra escena. No se trata de formas caóticas ni desquiciadas, sino de obras sumamente ordenadas, a menudo simétricas y llenas de movimiento implícito. Aunque el arte esquizofrénico típico suele caracterizarse por fórmulas confusas, resueltas de forma caótica, llenas de formas desordenadas, orientadas en todas direcciones y cubiertas de escritura, el genio artístico de Wölfli le lleva a imponer orden en el caos”.

  Fortez agrega: “Sus dibujos son como una ventana abierta a un cosmos imaginario que se extiende fuera del marco en todas direcciones. ¿Es así como veía Wölfli la realidad? La respuesta, según MacGregor, parece ser un sí con reservas. Wölfli tenía alucinaciones visuales, no en vano se quejaba de tener visiones que le obligaban a dibujar. Sus alucinaciones en esta época consistían en la percepción de motivos lineales en blanco y negro (espirales, ajedrezados, retículas, túneles, círculos concéntricos) en diseños geométricos abstractos que cambiaban constantemente. Estos dibujos se le aparecían teniendo los ojos cerrados o abiertos, y se superponían a todo lo que estaba presente en el entorno. Es decir, todo aquello que miraba en esta fase inicial se le presentaba cubierto de dibujos geométricos en movimiento. En este sentido, su mundo alternativo no era “imaginado” sino “impuesto”. En sus orígenes, la obra de Wölfli no fue, por tanto, fruto de una voluntad de hacer “arte”, sino un intento desesperado de hacer frente a su nuevo mundo, organizarlo y ordenarlo”.

Adolf Wölfli. Fuente: https://christianberst.com.

Wölfli, es considerado el primer psicótico que recibió el calificativo de artista con uso 25.000 papeles, dibujos y partituras para trompeta de papel y voz solista.

  Walter Morgenthaler, médico de la Clínica Waldau se mostró muy interesado por la obra de Wölfli y tanto es así que en el año 1921 publicó Ein Geisteskranker als Künstler (Un paciente psiquiátrico como artista) que sería la presentación de él en el mundo artístico.

  Morgenthaler demuestra en su libro que una persona con una enfermedad mental severa bien puede ser un artista serio y contribuir al desarrollo del arte.

  En el año 1908, Wölfli, realiza una obra semi autobiográfica de unas 25.000 páginas y 1600 ilustraciones reunidas en 45 volúmenes. En éste trabajo, Adolf pasa de ser el “Niño Adolf” a él “Caballero Adolf”, luego el “Emperador Adolf” y por último “San Adolfo II”.

  Wölfli falleció en el año 1930 y, gracias a la fundación que se creó al poco tiempo después, se pudieron conservar los trabajos que al día de hoy se encuentran expuestos en el Museo de Bellas Artes de Berna.


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