Las vueltas de la vida

Por: Carlos Verucchi.


Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Hace cinco años se publicaba en Olavarría una novela que tendría posteriormente un gran impacto. “Un hijo de tres madres”, de Sergio Sarachu, es un texto basado en hechos reales, en este caso se trata de hechos vinculados con la historia personal de Sergio Fabián Herrera. Su impacto radica no solo en las virtudes narrativas de su autor (quien antes había publicado varios libros de poesía), sino también en la atrapante historia que se recrea en sus páginas.

De adulto, Sergio Herrera descubre que su madre no es su madre biológica y comienza a investigar, a buscar durante muchos años el origen de su vida, las motivaciones que llevaron al aparente abandono, a ese cambio de destino decidido en el momento exacto de su nacimiento. La historia de “Un hijo de tres madres” es básicamente la historia de esa búsqueda, de esa obstinación por encontrar respuestas, por hallar a aquellas personas que habían decidido su futuro, de ir a preguntar, de alcanzar explicaciones para esos “por qué” que lo asfixiaron durante años.

El escenario principal de la trama es nuestra ciudad, y ese trasfondo le acerca al lector, de una manera muy efectiva y certera, ciertos rasgos particulares de la Olavarría de las últimas décadas. Lo más sorprendente son las licencias que aún podían concederse en los años sesenta en relación a las alternativas de un nacimiento, al registro de un recién nacido con un nombre que no se condice con el de los padres biológicos, a la mentira cómplice de familiares, médicos, enfermeras. Una adopción en la que se manifiestan innumerables irregularidades. Irregularidades que sólo pudieron haberse concretado con la colaboración del sistema de salud, de los familiares del afectado, de los responsables del registro civil.

Esa búsqueda y el posterior encuentro de la verdad sólo pueden ser sintetizadas a partir de una expresión muy recurrente y al mismo tiempo ambigua, de un eufemismo que en este caso resulta revelador, un lugar común al que no se puede dejar de apelar: “las vueltas de la vida”. Esas vueltas de la vida que a veces explican lo inexplicable, que le ponen cierto marco poético a las ironías del destino, en este caso esas vueltas resultan tan novelescas como apasionantes y conmovedoras.

“Un hijo de tres madres” apela a un género literario nacido (igual que el protagonista de la historia) en los años sesenta: el “Non fiction” propuesto por Truman Capote en Estados Unidos. El autor-narrador se mete en la historia como una especie de explorador e interlocutor permanente con el protagonista. Protagonista que va intercambiando sus roles entre el joven desesperado que busca su esencia y el adulto mesurado del presente en el que se narra la historia y que recuerda el largo camino recorrido.

Desde lo estrictamente literario, el texto de Sarachu resulta sumamente ameno, va al grano, no se pierde en sentimentalismos ni acude al golpe bajo para conmover al lector. Dosifica en una medida apropiada las aristas dramáticas de la historia con páginas enternecedoras e inocentes que a veces rayan lo burlesco. Es que así es la vida, y así, como nos cuentan los dos Sergios (Sarachu, el autor y Herrera, el protagonista) suelen ser las vueltas de la vida. A veces complejas, rebuscadas, en ocasiones inverosímiles y misteriosas, siempre difíciles, muy de vez en cuando dignas de una novela, en este caso una novela excelente.

Lo único que pareciera mantenerse constante en esa vueltas sorprendentes que da la vida es la necesidad de cada individuo de saber de dónde viene, de encontrar si no la verdad al menos algo que se le aproxime, que le permita aventurar una explicación.

“Un hijo de tres madres” es, desde el punto de vista literario, un gran acierto. La historia de Sergio Herrera, por su parte, constituye un ejemplo de abnegación y de lucha indeclinable para encontrar aquel origen robado, para derribar la mentira fundacional de su vida, para mostrar a todos esa condición tan especial de la naturaleza humana que intenta arrastrarnos, siempre, hacia la verdad.

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