Panorama político: Fin de año ultra intenso en PBA: ¿Discusión grande o discusión chica?
Por Andrés Lavaselli
El lunes, cuando el ministro de Economía, Pablo López, se presente en la Legislatura para explicar el Presupuesto 2025, que en el gobierno definen como un proyecto para acentuar la calidad de “escudo anti Milei” de su gestión, se activará el tic tac de la última negociación política de este año. El enigma es si discutirá solo la cuestión de los números del Estado (especialmente incluidos los impuestos y el endeudamiento), un tema de por sí complejo, o si eso se combinará con la muy ambiciosa reforma electoral que empujan sectores del peronismo.
“Estado presente para atenuar el impacto del ajuste nacional; garantía de continuidad de la obra pública; más asistencia a sectores de la economía real y mayor despliegue de asistencia social y educativa”. Ese es el resumen que hacen sobre el Presupuesto en el Gobierno. Aunque omita cuestiones como la presión impositiva, la definición da una pista política clave: Kicillof profundiza la construcción de su perfil como un opuesto simétrico al Presidente Javier Milei, lo más prescindente posible de la pelea con Cristina Kirchner.
En la semana, López coordinó argumentos y estrategias en una reunión en su despacho con algunas de las espadas parlamentarias más importantes del oficialismo en la Provincia, que serán los encargados directos de defender las iniciativas del Ejecutivo: los diputados Alejandro Di Chiara, Facundo Tignanelli y Juan De Jesús, y la senadora Teresa García. No es un dato menor que en encuentro haya transcurrido en buenos términos: todos ellos tienen un link directo con el Instituto Patria.
Aunque no está claro si López lo anticipó allí, el Ejecutivo definió otro punto importante de su estrategia parlamentaria: que la negociación se acote al Presupuesto. Es decir, que no se imbrique con “reforma electoral”, un ramillete de cuatro proyectos con cambios en la forma de elegir al poder político bonaerense impulsados por un sector del peronismo, pero que también miran con interés en la UCR. La pretensión de Kicillof es exigente, incluso desde el punto de vista del calendario: un consenso no escrito marca que no se hacen cambios electorales en años de impares, por lo que todo debería definirse en los próximos 45 días.
¿De qué va esa “reforma”? 1) Una ley para eliminar el límite a las reelecciones de intendentes o legisladores. (La quieren sectores del PJ y la UCR en privado, pero la rechazan en público porque tiene “mala prensa”; Kicillof no empuja ni obstruye y Sergio Massa tiene un problema porque la apoyó cuando era aliado de María Eugenia Vidal). 2) Un proyecto de “distrito único” para la elección de diputados y senadores. (Aumentaría la representación del Conurbano, hoy infra representado si se atiende a la demografía, pero difícilmente lo acepten legisladores del interior). 3) Un proyecto de Boleta Única Papel (BUP) para cargos provinciales y municipales (Equipararía la herramienta con la que se usará en 2025 para elegir a los diputados nacionales, aunque la mayoría del PJ prefiere mantener aquí la lista sábana). 4) Una ley para eliminar las PASO en PBA, o desengancharla de las nacionales. Esto último se combina con la posibilidad de un desdoblamiento de la elección general, aunque aquí la definición la toma Kicillof por decreto, sin necesidad de pasar por el parlamento.
Es un combo amplio, en que el abrevan intereses y especulaciones de diversas facciones. En el Gobierno advierten que el sistema como quedó al día de hoy, tras la aprobación de la BUP a nivel nacional -elección concurrente y simultánea, es decir con dos tipos de boletas y dos urnas diferentes el mismo día- “es malo pero no tan malo”. Traducción: no tienen especial interés en avanzar con nada y se reservan el veto para lo que crean inconveniente. La otra llave clave del Gobernador es la definición sobre el desdoblamiento, que tomará más adelante.
Las tres charlas
Tanto el combo electoral como los detalles del presupuesto formaron parte de las dos reuniones que mantuvo Kicillof con Sergio Massa en los últimos días, la primera a solas en la sede del Banco Provincia en CABA y la segunda en San Fernando, el viernes, con presencia de funcionarios y legisladores.
En el Banco se escucharon las definiciones políticas más importantes: Kicillof dijo “no tengo intenciones” de romper con el cristinismo, ante una consulta específica sobre ese punto de Massa, que consideró el dato un insumo para diseñar su propio futuro. A la vez, planteó el escenario que considera ideal para 2025: lista de unidad “pero con mesa de diálogo”. Traducción: en el marco de la centralidad recobrada por CFK desde que ganó la pulseada por el PJ, Kicillof no aspira más que a ser consultado sobre el armado electoral, sobre todo respecto de la lista a diputados nacionales. En ese plano, en La Plata dicen que “Axel no puede ser candidato en 2025 y no se va enfrentar a Cristina si ella decide serlo”. Es menos claro que pasaría si la Expresidenta no encabeza.
La Expresidenta debe enfrentar en lo inmediato un cuasi seguro segundo fallo en contra en la Causa Vialidad que, combinado con un proyecto de Ficha Limpia que impulsa PRO, podría impedirle ser candidata. Ella lo considera una proscripción y mantendrá un perfil alto en su denuncia, que incluirá una clase pública el miércoles en las escalinatas de Comodoro Py. Detalle: será oradora Manuela Dávila, una dirigenta brasileña que participó en la defensa de “Lula” Da Silva. Es que CFK se mira en el espejo del líder de PT (y también de Donald Trump), que volvió a la presidencia luego de ser condenado. Para Kicillof será un momento incómodo, aunque probablemente redoble su apoyo público ante un expediente que considera jurídicamente aberrante y un el proyecto de ley tiene nombre y apellido. De hecho, ya dejó claro ese punto.
Juan Grabois -junto con un grupo de dirigentes de Patria Grande- fue el protagonista de la otra foto política de Kicillof en las últimas horas. Es un encuentro que mantiene con cierta periodicidad, para hablar de política y gestión. El dato es que esta vez se hizo público. Y por iniciativa del líder de UTEP, que fue quien difundió la foto.
Las tres imágenes muestran que Kicillof mantiene vínculos con sectores importantes del peronismo y sus aliados. “Dejan claro que el problema no somos nosotros”, dicen en un despacho vecino al del Gobernador. La alusión evidente a Máximo Kirchner convive con la aceptación de que Cristina mejoró su imagen, de por sí muy buena, en la Provincia. “Es claramente la dirigente que mejor mide”, definen. Y a la vez, señalan un efecto que juzgan positivo: esa centralidad -que Milei estimula para contrastar con “el pasado” en una estrategia arriesgada, similar a la Mauricio Macri en su momento- le quita presión a Kicillof, que sufrirá menos desgaste anticipado de cara a 2027. (DIB) AL
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