La reacción más esperada

PH: LUIS MOLINA

Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Alguna vez marcamos desde esta columna que, paradójicamente, el primer foco de resistencia que tuvo el Gobierno de Mauricio Macri surgió de los estadios de fútbol, ámbito que había oficiado de plataforma para impulsar el despegue hacia la actividad política del ex presidente. Resulta también paradójico que el catedrático y varias veces postgraduado, Javier Milei, haya tropezado justamente con la academia, que le planta bandera con la muestra categórica de fragor popular del pasado martes.


La reacción de la comunidad universitaria a nivel nacional huele a un “hasta acá llegamos”. El “no pasarán”, que se vio en muchas pancartas y que remite a la resistencia republicana durante la Guerra Civil Española, lleva implícito, del mismo modo, la amenaza de que el pueblo ha comenzado a hartarse de caprichos y arbitrariedades carentes del más básico rigor argumentativo que las sostenga.


En nuestra ciudad, la manifestación del martes tuvo un alcance que la mantendrá en el recuerdo de todos por mucho tiempo. Fue, o se pareció, Olavarría, por un día, a una ciudad universitaria consolidada.


Si, como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga, o si quisiéramos en un arrebato de optimismo hallar el costado positivo de estas jornadas de reclamos y protestas, deberíamos rescatar el efecto de sinergia que el Gobierno indujo en los diferentes actores de la comunidad universitaria de nuestra ciudad.
Por primera vez, en Olavarría, se concibió a la UNICEN como un todo. Por una vez se dejó de lado la discriminación ridícula por unidades académicas, por primera vez dejamos de pertenecer, los docentes, estudiantes y no docentes de la ciudad, a la Facultad de Sociales o a la de Ingeniería o a la de Ciencias de la Salud. Por primera vez fuimos la “UNICEN” Olavarría, marca registrada que deberíamos imponer y potenciar.


Porque una universidad es mucho más que la suma de sus facultades. El conocimiento y la cultura sólo se desarrollan a partir de la suma fragmentada de disciplinas que se complementan para hallar, a veces, muy de vez en cuando, y con suma dificultad, algún trazo que se repita en este caótico y (diría Borges) vario universo. El valor genuino de la universidad se sienta en el aporte heterogéneo de estudiosos y trabajadores, de teóricos y de hombres y mujeres de acción, en el complejo y precario equilibrio de voluntades ideológicamente encontradas, en el ejercicio de la variedad de argumentos, de puntos de vista opuestos, de modelos con los que se tejen tesis y antítesis que cada tanto encuentran una síntesis con algún significado valioso.


La imagen de las autoridades de cada facultad, de los representantes sindicales, de docentes e investigadores, de estudiantes de distintas carreras, detrás de una misma bandera (nunca tan literal la metáfora) conmovió a la multitud que apoyó pacíficamente la movilización y da señales de una acción conjunta que, insisto, hasta aquí se venía negando.


Tal vez uno de los costados positivos de la marcha haya sido justamente instalar a nuestra ciudad como una ciudad universitaria importante. El tan mentado potencial que se esconde en cada laboratorio, en cada aula de nuestras sedes académicas afloró el martes y se impuso de manera concluyente. La ciudad acompañó y le confirió carácter legítimo a una manifestación que desde el Gobierno se intentó desvirtuar con argumentos falsos e insólitos.

Estudio eseverri desktop movile
Comentarios
Cargando...