Coronel Suárez: le ganó más de $2 millones a su expareja en una demanda por violencia de género

Sentencia de un Juzgado Civil y Comercial de Bahía Blanca.


Ph: Ilustración / La Nueva

Una mujer de Coronel Suárez que soportó humillaciones, golpes y agresiones de todo tipo durante ocho años -por parte de su novio no conviviente- apeló al infrecuente camino civil y ganó una demanda por más de 2 millones de pesos, informa este sábado el diario La Nueva.

El fallo, a favor de A.M.K. y en contra de J.C.B., todavía no está firme, ya que fue dictado en primera instancia, pero sienta un antecedente valioso: “tocar el bolsillo” puede ser más efectivo que distintas herramientas “punitivas”.

Lo dispuso la jueza María Fernanda Arzuaga (Juzgado Civil y Comercial N° 7), para resarcir especialmente el daño moral que sufrió la mujer, víctima de un cuadro de estrés postraumático.

De esa manera hizo lugar al planteo de los abogados Hugo Fernández y Melisa Lang, quienes asesoraron a la víctima.

El inicio (feliz) de la historia se remonta a 2009, cuando la mujer -hoy de 60 años- entabló una relación con el demandado, que está por cumplir 71.

A los pocos meses fue notando señales de violencia que “perdonó”, porque proyectaba el casamiento y pensaba que él cambiaría.

Ya en 2011 debió pedir ayuda a los vecinos y se requirió intervención policial, llegando a ser blanco de abusos sexuales y hasta de amenazas con un arma.

El paso del tiempo agravó la convivencia, hasta que en diciembre de 2014 la mujer estalló y se confesó ante una de sus hijas, quien formuló la denuncia en la comisaría de la Mujer de Coronel Suárez.

Lo único que cambió fue la modalidad de J.C.B. para “avanzar”. Hubo llamadas amenazantes y persecuciones en la vía pública.

En abril de 2015, la mujer se vio obligada a oprimir el botón antipánico que ya había obtenido y la Policía detuvo al hombre y lo trasladó a Bahía Blanca.

Dos años después fue condenado por amenazas (“te voy a cagar matando”, le repetía), a 10 meses de prisión de ejecución condicional. Es decir que no fue a la cárcel.

Harta de la situación y arrasada psicológicamente, A.M.K. aceptó ir por el camino civil: daños y perjuicios.

Reclamó 2 millones de pesos más intereses. Planteó daños materiales (tuvo que incluir rejas y reparar persianas dañadas en su casa), gastos médicos y deterioros psicológico y moral.

La jueza rechazó varios rubros pero aceptó los dos últimos y el hombre tendrá que pagar, pese a que negó los cargos y aseguró que se trata de “una historia orquestada por ella”.

Arzuaga tuvo en cuenta el antecedente condenatorio por parte del Juzgado Correccional N° 3 y cada una de las medidas -infructuosas- que dispuso el Juzgado de Paz suarense

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