Federico Sturzenegger volvió a plantear que Olavarría tenga “conexión aérea” comercial


El flamante ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, habló por primera vez como nuevo funcionario nacional. En una entrevista que se emitió por Radio Mitre, Sturzenegger volvió a plantear la necesidad de que Olavarría, y otras localidades, cuenten con conexión aérea.

Respecto de las desregulaciones en el ámbito del transporte, el funcionario nacional adelantó que probablemente el próximo miércoles van a empezar a salir los primeros decretos reglamentarios del DNU 70, que hizo un gran cambio en el Código aerocomercial.

“No se podía darle una ruta a una empresa si Aerolíneas Argentinas no la servía. Eso decía la ley. La reforma liberó esas restricciones. También se liberó la operación de traslado de pasajeros para naves de pequeño porte”, dijo.

En este punto, Sturzenegger explicó que ciudades como Olavarría, Tandil, Junín y Venado Tuerto hoy no tienen conexión aérea, entonces la habilitación operativa de naves pequeñas, “que era un engorro administrativo”, habilita rutas.

“En transporte de cargas tenemos restricciones y registros y estamos trabajando en aliviar esas restricciones. El tema de la carga propia, en la Argentina las camionetas pasaron a ser de doble cabina, la chata era de carga, le pedían tener todos los papeles. Cuando hicieron la doble cabina, es un auto con un baúl abierto, fijate la locura”, prosiguió.

Sturzenegger destacó la visión que tiene Milei de los poderes que le confieren a cada distrito y dijo que es “interesante”. “Él dice que el gobierno nacional es eso y que los provinciales son provinciales. Si un gobierno quiere repartir mates en la playa, dar viajes de egresados gratis y cobrar un Ingreso Bruto más alto para financiar y a los votantes les parece bien uno no tiene nada para decir”, apuntó.

Los antecedentes del (renovado) anuncio

En mayo del este año, los colegas Alexis Grierson y Josefina Bargas (Volver a las Fuentes) recordaron los anteriores anuncios respecto de la “conexión aérea” comercial en Olavarría

A continuación el fragmento del análisis.

Federico Sturzenegger, el funcionario/no funcionario del gobierno nacional -y autor de la Ley Bases- publicó un hilo en Twitter (o X) en el que plantea “tres batallas” del actual gobierno con el proceder político de los últimos “50 años” (es la cifra que él mismo cita en uno de sus tuits). 

La verdad, y con profundas diferencias, las discusiones que presenta y en las que toma postura son discusiones que debían darse. El rol y los alcances del Estado, las cargas impositivas a empresarios y ciudadanos, y las reglas que un Estado pone a la hora de traer inversiones o plantear condiciones para que los empresarios puedan obtener ganancias y generar puestos de trabajo genuinos.

Insistimos, la discusión no sólo es válida. Es necesaria: el problema son las posturas y los extremos. En un avance de su exposición, señala que durante 50 años se creía que “el Estado es la solución a todos los problemas”. Responde, con ejemplos claros, que Milei cree todo lo contrario. 

La respuesta más atinada, pareciera, es que no siempre la solución de todos los problemas es el Estado, pero es el organizador de la vida de las personas. Crea soluciones, y también genera problemas. No siempre una es consecuente de otra, ni tampoco es el mal mayor como plantea el movimiento libertario. Además, si es el enemigo, ¿por qué lo ocupaste? ¿Para destruirlo por dentro? Milei dice que sí. Y eso es jodido.

El hilo es muy extenso y podríamos entrar en un debate con Sturzenegger (desde nuestro humilde lugar) que podría llevarnos todo el newsletter. Y no queremos que a nuestros lectores se les escape esto: reiteramos, el debate es muy válido e incluso en algunos momentos Sturzenegger “tiene un punto” o hasta la razónEl tema es el fondo de la cuestión.

Si un Estado no hace una cloaca, como tantos vecinos de nuestra ciudad anhelan, ¿las hará un privado? ¿Qué obtiene en beneficio? ¿Cuál es su rédito? Ninguno. Por eso no hay empresas privadas empujándose para hacer, por sí solas, las cloacas a los vecinos que por décadas no pueden acceder a esta obra sanitaria tan importante.

Cuando se plantea el ejemplo del transporte y las comunicaciones, es más “funcional” a la idea neoliberal del actual gobierno. Si un privado se hace cargo de una ruta, la asfalta, la mantiene y brinda un mejor servicio, estará habilitado a poner peajes. Y a recuperar la inversión. No es casual, de hecho, que la estatal Corredores Viales esté en el listado de probables empresas a privatizar. 

Los caminos y el transporte suelen ser, según la visión de los libertarios, el ejemplo de mayor sentido común de por qué el privado debe tomar lo que administra el Estado para achicarlo y que sea más eficiente. Ahora, ¿siempre lo que manda el sentido común es lo que la realidad efectiviza? No. Y acá surgen dos ejemplos, uno vinculado a Olavarría.

El primero está vinculado directamente con el vaciamiento estatal para la privatización, por ejemplo, de los trenes. ¿El choque de dos trenes en Palermo era algo evitable? Los especialistas y empleados despedidos dicen que sí. ¿Se robaban los cables y eso genera un gasto? También, pero había empleados que los reponían, y un equipo que funcionaba. Al no estar nada de eso … todo queda librado al azar.

Pero Sturzenegger se metió con Olavarría. Alrededor de 2 mil ciudades tiene el país, y el asesor -que es lo que señala el gobierno que es- mencionó la ruta aérea Olavarría-Buenos Aires para dar cuenta de que tener monopolios no es un problema: “Imaginemos que una empresa empieza a operar la ruta área Olavarría-BUE. Cobra una exorbitancia. Es la única. ¿Tenemos un problema? En absoluto, porque cualquiera puede competirle. Es más debemos estar agradecidos que esa empresa decida cubrir esa ruta”.

¿Tiene un punto? Claro que sí, bienvenida sea la empresa privada que quiera apostar a un medio de transporte que para muchos olavarrienses -de ingresos altos, en su mayoría aunque no en su totalidad- pueden acceder a este servicio. Pero vayamos a la realidad.

En 2017, Avianca Argentina, luego de que la gestión Macri desregulara una política vinculada al dumping comercial permitiendo que se vendieran pasajes por debajo del costo, anunció con bombos y platillos que tendría tres vuelos semanales Olavarría – Aeroparque, en una triangulación con otros destinos como Tandil o Tres Arroyos. Fue en la misma época de la llegada de FlyBondi a Argentina.

La verdad que el anuncio fue realizado por la empresa con un importante apoyo del Municipio (en la primera gestión de Ezequiel Galli) que veía -en tiempos de “brotes verdes” y promesas del gobierno de Macri de fuertes inversiones- cómo una empresa privada apostaba a un negocio que no parecía muy rentable. Primero encararían vuelos con aviones para 19 tripulantes hasta naves de 50 tripulantes, para estar desde nuestra ciudad en Capital Federal en 45 minutos.

¿El servicio sería caro? Si bien buscaban llegar a cierto público con pasajes por abajo del costo, no dejaba de ser costoso en la comparativa. Sin embargo, estaba a la vista que no era rentable bajo ningún aspecto. ¿Conclusión? La empresa trajo no más que algún banner al aeródromo y nada más.En Wikipedia, aún dice “próximamente” en el anexo de destinos de Argentina de Avianca cuando se menciona a Olavarría.

¿Y qué tiene que ver el Estado en todo esto? La inversión de Avianca en todo esto era una “solución” que el Estado no daba: mejorar las comunicaciones entre Olavarría y Buenos Aires, en este caso por vía aérea. Pero si no es rentable, no existe, no se implementa, no importa qué se anuncie o qué ilusiones genere. Sentido común.

Si lo trasladamos al rol de Aerolíneas Argentinas -la empresa estatal- es cierto que tenía pérdidas, pero también vuelos recurrentes a puntos del país en los que mejoraba la comunicación. Tenía precios más competitivos que las privadas, pero no siempre funciona como una empresa: funciona como un servicio del Estado. ¿Es esto óptimo? Por supuesto que no y mucho menos en tiempos de crisis. Pero hoy hay un gobierno que propone directamente barrer con todo lo que tenga intervención en el Estado. 

Y como el ejemplo de Olavarría, Avianca -o el privado, mejor dicho- no brinda soluciones, sólo busca su rentabilidad. ¿Un dato de color? En abril pasado, Avianca Argentina fue declarada en quiebra“la desregulación que la vio nacer, la mató. Un final que no sorprende”.

Y con esto, nos parece, abrimos paso a una discusión sana y que se debe dar de verdad: ¿qué país queremos? Incluso atraviesa las ideologías: algunos quieren que haya un país que le genere las condiciones para ganar dinero. Otros, que ellos y su familia estén bien. Y hay otros tantos que quieren que la sociedad en su conjunto, como comunidad, viva bien. Adentro de esa primera idea, hay infinidad de caminos. Hoy los caminos los elige Javier Milei. Pero ojo: también hay una historia argentina que avala, contradice o expone. Tené en mente todo esto para algo que vamos a señalar más adelante.

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