Panorama: A días de la elección, pero con la vista fija en el 11 de diciembre

(Por Andrés Lavaselli, de DIB).-

Aunque transcurrieron 71 días desde las PASO, la campaña electoral que llega a su fin parece haber modificado muy poco el escenario político que aquellos comicios hicieron emerger, sobre todo en la Provincia. La prueba de ellos es que tanto Vidal como Kicillof dedican más esfuerzos al período que se abre el 10 de diciembre que a la elección que se realiza en siete días y que, en lo esencial, parece estar resuelta.

Los sondeos de opinión –contra la opinión corriente hubo algunos consultores, como Hugo Haime, que tuvieron un alto grado de precisión el 11 de agosto- marcan que Alberto Fernández amplió su ventaja respecto de Mauricio Macri, al igual que Kicillof respecto de Vidal. También indican que la Gobernadora mejoró unos puntos su perfomance, favorecida incluso por un tenue corte de boleta nacional.

Pero, más allá del optimismo reglamentario inherente a los candidatos, en la gobernación nadie cree que revertir el resultado bonaerense sea posible. En la Casa Rosada, la existencia del balotaje, vedada en provincia, abre un resquicio al milagro nacional, o al menos a la estrategia de actuar como si fuese factible. Esa asimetría se traduce en los caminos divergentes que tomaron Macri y Vidal, una circunstancia que en los últimos días pareció más nítida que antes.

El Presidente endureció su discurso en todas las paradas de su gira, en la que presentó a la elección como una pelea entre la democracia y su opuesto. Una lucha agónica para mantener «nuestra libertad». En las antípodas, la gobernadora, que solo participó lo imprescindible de ese periplo, dijo en la apertura del Coloquio de Idea que «el futuro es sin grieta», en un discurso en el que, significativamente, no mencionó ni una sola vez a Macri.

Esa moderación discursiva parece ser el tono elegido por Vidal para comenzar a perfilar su rol opositor. Pero además las negociaciones reservadas con el peronismo en torno al nombramiento de jueces  cuyos pliegos están en el Senado son una muestra de que esa voluntad de alejarse de los extremos se extiende a la práctica concreta. Es que la gobernadora no solo dejó abiertas múltiples variantes para un arreglo, sino que, pudiendo hacerlo, no impuso su mayoría.

Por otra parte, ese plan para el salto a la oposición, que Vidal imagina ejecutar de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, comienza a plantear un desafío que el 12 de agosto parecían lejano: la intención de Macri de no apartarse y, por el contrario,  comandar su espacio si el milagro no ocurre. Cerca de la gobernadora creen incluso que el «#Sísepuede» es, tanto como una convocatoria electoral, una manera de mostrar músculo de cara a una eventual discusión interna.

Como fuere, Vidal espera hacer el mejor papel posible el domingo próximo –uno de sus objetivos «realistas» es retener La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca y, más difícil, Morón y Tres de Febrero- mientras en su entorno se preparan para las «negociaciones de noviembre y diciembre», a las que imaginan como la primera parada fuerte de su nueva realidad. Todas esas conversaciones se realizarán en el Senado, donde la Gobernadora cree que, apoyo radical mediante, seguirá fuerte.

Las ratificaciones para el endeudamiento bonaerense del próximo período y para el nuevo director de Escuelas, forman parte de ese paquete, en el que también figurarán las sillas para el directorio del Banco Provincia. También habrá un intento por quedarse con el control de la Defensoría del Pueblo –un organismo con un jugoso presupuesto propio, en manos de la oposición ahora peronista-, pese a que su titular, Guido Lorenzino, tiene mandato hasta 2020.

Igual pero distinto

Kicillof, en cierta medida, está en una situación simétricamente opuesta. No solo porque ya se mueve como gobernador electo, de lo cual el respaldo público a Carlos Bianco y Augusto Costa es una confirmación implícita, ya que se trata de los primeros nombres de su gabinete. Sino porque además ya parece estar definiendo con Fernández algunos nudos cruciales del inicio de su eventual administración, que obviamente pasan por la cuestión de los recursos para la provincia.

Kicillof tenía previsto ir en el famoso Renault Clío al acto del peronismo en La Pampa, pero a último momento se subió al avión en el que viajó con el candidato presidencial. Unas horas antes, había trascendido que Fernández está analizando una medida que el bonaerense había considerado en un diálogo con DIB: modificar a la baja la coparticipación de la CABA para redistribuir los fondos a Buenos Aires y otras provincias. Incluso, se filtró que al tesoro bonaerense le tocarían $ 40 mil millones adicionales. (DIB)

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