«La indiferencia duele más que la enfermedad»

En diálogo con Crónica, Fernando Menino, quien padece problemas motores debido a una atrofia muscular espinal, denuncia a su obra social por no cubrir su tratamiento en tiempo y forma.

La cobertura social se olvido de su afiliado. “Ser una persona con diversidad funcional en la Argentina es ser un paria, no llegamos al estatus de persona completa, nuestros derechos son diariamente pisoteados, nuestra dignidad es blanco de toda la desidia de gran parte del Estado, nadie tiene una real dimensión de lo que es vivir con movilidad reducida; pareciera que un ser humano que no ve, no camina, no oye o padece algún compromiso mental vive a medias y por lo tanto debe agradecer lo poco que se le da”. Esta no es sólo su historia.

Fernando Joaquín Menino, tiene 39 años, vive en la ciudad de Olavarría y desde su nacimiento padece problemas motores a causa de una atrofia muscular espinal. Para colmo, recientemente su estado de salud se agravó por una insuficiencia cardíaca como producto de la atrofia. Él, como tantos otros pacientes, para su vida diaria necesita la asistencia permanente de una persona, en tareas como el traslado de la cama a la silla, el aseo personal, evacuaciones intestinales y toda actividad que requiera de fuerza de brazos y/o piernas, ya que sus miembros están afectados por la patología mencionada. Esta asistencia fue aprobada por “I.O.M.A, mi cobertura de salud, pero desde un primer momento el pago de los diversos profesionales que efectuaron la prestación siempre se atrasó como mínimo cinco meses, llegando a un máximo de ocho”, comentó a Crónica Fernando.

Sistemáticamente ante su reclamo “alegan que son los tiempos que ellos tienen para pagar; por lo tanto mi asistente debe trabajar gratis ese período”. Lo insólito es que el propio Fernando dice “desembolso $2000 de mi magra jubilación para intentar ayudar a quien me asiste y por la vergüenza que siento al tener una persona con una calidad profesional y humana trabajando por nada”, sintetizó. Y luego aclara “estoy cansado de ser mal representado, humillado o ninguneado; quiero ser visible para el otro y no una caricatura del inconsciente colectivo; vivo, amo, sufro, odio y sueño como todos los demás; tengo un nombre y una historia, no fui, no soy ni quiero hacer una entelequia. Tanta marginación duele más que la enfermedad”.

Historial

El 8 de abril del 2013 Fernando comenzó una huelga de hambre “para intentar hacer escuchar mi voz en las esferas más altas del IOMA”. Allí, su reclamo fue por la regularización de los pagos de estos servicios esenciales. La protesta duró seis días, “en la delegación local fui tratado con respeto y consideración, pero la solución dependía de lo que dijeran en la sede central”. Estos se comprometieron a regularizar los pagos “y a cumplir como es debido con otras cuestiones que tienen que ver con la dignidad avasallada en cada trámite, omisión, espera burocrática o error que sufrimos los que necesitamos de la cobertura de esta obra médico-asistencial”.

Diario Cronica

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