El confinamiento, la vuelta a Fase 3 y más brotes de protesta social

Escribe: Sergio Di Pino


Por: Sergio Di Pino

El confinamiento estuvo lejos de ser estricto. La gente igual salió a las calles o concurrió a los parques durante la última semana. Los controles a nivel local, desde todos los niveles del Estado, fueron pocos o directamente brillaron por su ausencia.

Con el regreso de los días hábiles, la trama urbana recobró su intensidad en el centro de la ciudad y en los barrios. Algunos de los comerciantes “no esenciales”,  intentaron atenuar el golpe y se las ingeniaron para atender “desde la puerta”, pese a las restricciones decretadas por el gobierno nacional y provincial. Los improvisados mostradores, en las entradas de los negocios, fueron parte de la nueva escenografía y completaron un modelo de atención centrado en el delivery o el “take away”. “Si no abro me fundo”, fue una de las respuestas más repetidas. A este sector de la economía, las ayudas impositivas del Estado no le mueven la aguja.

Ph: Luis Molina / Archivo.

Albañiles, trabajadores independientes, profesionales, hicieron lo propio.  Muchos de ellos siguieron con sus labores, en silencio, debido a una simple razón: consideraron que no tenían más margen.

La “remake” de la “Fase 1” no se pareció en nada a la original. ¿Se presentó como una cuarentena dura y en realidad no lo era? ¿Resultaba impracticable sin controles estrictos? La maraña de decretos locales, provinciales y nacionales, conferencias y resoluciones ¿confundieron a la sociedad y nadie supo bien qué estaba permitido y qué no?  O ¿existe un desapego temporal a las normas que dificulta su pleno cumplimiento?

Una posible respuesta, fue esbozada por el Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Municipal, Gastón Seambelar: “Ver las calles y parques y escuchar, en silencio a la gente, muestra que la sociedad ya decidió” sostuvo. En la publicación, que compartió en sus redes sociales, consideró que “la ausencia de autoridad para cumplir en la calle lo que se diseña en los escritorios, obliga a un cambio urgente de estrategia”.

Gastón Seambelar nuevamente apareció en la escena pública con observaciones sobre el confinamiento y la pandemia

Así aplicado, el confinamiento se pareció más a un golpe de efecto político que a una respuesta estrictamente sanitaria. De todas formas, habrá que esperar un par de semanas, para evaluar el verdadero impacto de las medidas y analizar si lograron el objetivo deseado: disminuir los contagios y la ocupación hospitalaria. En especial, se deberá poner la lupa sobre los resultados obtenidos en las localidades del interior, donde el monitoreo estatal estuvo lejos de ser estricto.

Hospital Municipal Hector Cura – PH: Luis Molina

“Hay que incluir a la gente en la tarea, en los logros y sus fracasos, hacerles sentir que remamos todos” considera un profesional de la salud, añorando ese sentimiento de compromiso que se pudo construir, en los inicios de la pandemia, cuando había lazos de solidaridad que permitían incrementar los cuidados sociales.

Los mensajes contradictorios y los malos ejemplos en las conductas de algunos dirigentes políticos, sumados al desgaste económico y psicológico de la sociedad, erosionaron la credibilidad en una “lucha colectiva”. A la naturalización de los contagios y las muertes, se sumó la búsqueda de beneficios sectoriales, que se ubicaron por encima del bien común.

Mientras tanto, la situación epidemiológica en Olavarría se mantuvo, durante toda la semana, con indicadores preocupantes. La ocupación hospitalaria continuó en aumento. En Cuidados Generales osciló entre el 80% y el 100%; en UTI se ubicó en un promedio del 85%. “Terapia está casi llena y hay personas con probabilidades de tener que ingresar” advierten profesionales de la salud, acerca de la demanda de camas en el Hospital Municipal.  

El panorama sanitario está lejos de aquel objetivo, buscado por las autoridades locales, de descomprimir el sistema de salud para afrontar, con más holgura, un eventual pico de casos durante el invierno.

El nivel de contagios también se sostuvo en una meseta alta – promedió los 65 casos diarios con un pico de 103 casos el día martes- y la positividad semanal fue superior al 37%. Los indicadores de la Razón y la Incidencia, evidenciaron un alza respecto a los catorce días anteriores. Las muertes, durante el mes de mayo, alcanzaron a medio centenar de personas.

Pese a estos números, Olavarría fue uno de los pocos distritos de la Provincia que regresará a Fase 3 desde el próximo lunes (a excepción del fin de semana del 5 y 6 de junio donde regirá el confinamiento estricto) y la situación fue celebrada por el intendente Ezequiel Galli.

“Las medidas que comenzamos a tomar desde el 23 de marzo permitieron que nuestro Partido tenga la posibilidad de continuar con su actividad económica y productiva que nos distingue en la Provincia” destacó  y agradeció el “esfuerzo de todos los vecinos y nuestro personal de salud”.

En ese esquema, muchas de las actividades productivas, sociales, educativas, culturales y deportivas volverán a funcionar. Lo harán con el marco regulatorio previsto en la semana previa al confinamiento.

A través de una serie de Tweets, el Intendente, hizo especial hincapié en el regreso de las clases presenciales, una de las banderas electorales de Juntos por el Cambio: “los chicos podrán volver a tener clases presenciales en los establecimientos educativos. La educación es para nosotros una prioridad, por eso vamos a continuar con el programa Aulas Seguras para que alumnos y docentes puedan trabajar de la mejor manera” sostuvo.

En cuanto a la vacunación, arribaron 4300 nuevas dosis a Olavarría. De este total, 2700 corresponden a Sputnik V (finalmente eran para la primera dosis) y otras 1600 son de Astrazeneca (mil vacunas del primer componente y las restantes son de segundo componente).

La campaña de vacunación, afronta el desafío de sensibilizar a unos 40 mil olavarrienses que, por distintas circunstancias, no se anotaron a través del registro previsto por la Provincia. En los últimos días, las autoridades de la Región Sanitaria IX sumaron a medios de comunicación, clubes  y otras instituciones intermedias como facilitadores para la inscripción de la población.  A excepción del Círculo Médico y La Facultad de Ciencias de la Salud,  no hubo otras organizaciones específicas del ámbito sanitario. Sumar esas voces, permitiría reforzar el mensaje desde la especificidad  del saber científico.

Ramiro Borzi, Director de la Región Sanitaria IX con el Presidente del Círculo Médico.

El gobierno municipal, que no forma parte del “Plan Distrital de Identificación de Población de Riesgo”, utilizó sus redes sociales para interpelar a la población y de alguna manera, dio un mensaje político: “Como dijeron el Intendente Ezequiel Galli y el Dr. Germán Caputo en las últimas conferencias de prensa, la vacunación es la única salida a esta pandemia” sintetizaron.

La semana finalizó con un anuncio del gobierno bonaerense: enviarán un millón de nuevos turnos para la vacunación contra el coronavirus.

Los reclamos sociales y la burocracia del Estado

Ph: Luis Molina

La protesta social permitió visibilizar, en el último tiempo, algunas de las problemáticas estructurales que atraviesan a Olavarría. Los reclamos, a su vez, mostraron las dificultades del poder político y judicial para destrabar situaciones atravesadas por la angustia de personas en condiciones de vulnerabilidad. 

Al reclamo de las familias que mantienen la toma de terrenos, desde hace siete semanas, se sumó el corte de ruta lanzado por el movimiento social 1º de Octubre, una agrupación  con presencia en ciudades como Tandil, Mar del Plata, Olavarría y Azul.  Mediante piquetes simultáneos en las localidades mencionadas, solicitaron a las autoridades nacionales “herramientas de trabajo” para “dejar de depender de subsidios o bolsones de alimentosy “salir de la pobreza”. Lo llamativo, más allá de las consideraciones políticas que se puedan hacer del conflicto  o del rol de estas organizaciones,  es la indiferencia del Estado para iniciar un diálogo – de forma temprana- y buscar alguna vía de solución.

Ante el silencio del gobierno nacional, los manifestantes hicieron extensivo el pedido a la provincia y a los municipios. “Nos cansamos de comer polenta” sintetizó Miriam Viñuelas, líder del piquete  que tiene lugar frente a la fábrica Cerro Negro. “Si el gobierno nos apoya les vamos a demostrar que somos capaces de trabajar” asegura.

Miriam Viñuelas líder del piquete en Cerro Negro. En 2015 fuer parte de un corte en el barrio Villa Magdalena y SCAC

De no haber cambios inmediatos, la falta de una salida política conducirá, inevitablemente, a un agravamiento de la protesta desde este lunes (en un particular contexto de pandemia)  o al desalojo de la ruta mediante el uso de la fuerza. De apelar a esta última opción, el Estado obtendrá una solución circunstancial, aunque no evitará que el reclamo resurja en un corto plazo. Así lo han demostrado innumerables antecedentes, a lo largo de los últimos años.

Algo similar ocurre con la toma de terrenos del barrio Lourdes, aunque aquí si hubo una búsqueda de solución política. Cuando la negociación  impulsada  por la “Mesa de Diálogo” parecía haber llegado a buen puerto, las diferencias entre los delegados y algunas familias dividieron al grupo de ocupantes. Algunas aceptaron la oferta y se retiraron del predio, mientras que otro grupo decidió sostener la usurpación.

El conflicto de dilató y entró en los tiempos y vericuetos judiciales. El último lunes, cuando el desalojo era inminente  (hasta habían sido desplegadas fuerzas de seguridad en el predio para dar cumplimiento a la medida), un recurso suspensivo de la Defensoría Pública pospuso el procedimiento.

Luis Molina

Todas estas discusiones,  pasaron en medio del desconcierto de las familias de la toma, que contaban con escasa – o nula- información de las vicisitudes que se sucedían en el  plano judicial.

El pedido de la Defensoría Oficial, fue aceptado por el juez de Garantías de Olavarría, Dr. Carlos Villamarín, quien recientemente elevó las actuaciones a la Cámara de Apelaciones de Azul, hecho que hará demorar – aún más-  la resolución del conflicto.

Ph: Luis Molina

Olavarría dejó atrás un confinamiento que fue poco estricto. Las necesidades económicas y psicológicas de la población primaron sobre los temores de una mayor expansión de los contagios. Los mensajes contradictorios de los diferentes niveles del Estado y la falta de controles rigurosos, impidieron una reducción significativa de la circulación social, tal como se vio en las calles de la ciudad, desde el retorno de los días hábiles.

Ph: Luis Molina

El regreso a la Fase 3, desde mañana, sumará flexibilizaciones  a pesar de la meseta alta de casos y la alta ocupación hospitalaria.  La posición diferencial de Olavarría, respecto a muchos distritos bonaerenses que retrocedieron a Fase 2, fue destacada por el intendente Ezequiel Galli, quien valoró especialmente el regreso de las clases presenciales.

En este contexto de mayor apertura, unir a la población y comprometerla en un esfuerzo colectivo que propicie los cuidados sociales, no será sencillo: requerirá de voluntad política, nuevas estrategias y mensajes claros. La llegada del invierno y la amenaza de una “tercera ola” hacen que esta tarea sea impostergable.

Mientras esto sucede, los efectos económicos de la pandemia deterioran aún más las condiciones de vida de los sectores más pobres. Y problemáticas estructurales, como la falta de acceso a la vivienda o al trabajo, salen a la luz a través de la protesta social. La indiferencia de la política o la falta de respuestas adecuadas, decantan en la judicialización de los conflictos o en las acciones punitivas. Son respuestas que a lo sumo, permiten a los gobiernos patear los problemas para más adelante.

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