El caso Malevo: «Le hicieron un daño muy significativo, no encontró otra escapatoria que quitarse la vida»

¿Qué consecuencias tiene la condena social antes de que se expida la justicia?


El suicidio del Suboficial del Ejército señalado de ser el autor del asesinato del perro Malevo en el Regimiento Olavarría del Ejército sigue generando fuertes polémicas. En estas horas habló el abogado que estaba asistiendo a Martín Orellana quien cuestionó con fuerza los grupos proteccionistas que no esperaron los pasos de la justicia.

«Yo puedo llegar a entender que uno exija justicia, pero exigir justicia es una cosa pero dar el nombre y apellido, dar la dirección cuando esa persona es un papá de un nene de diez años, tiene un trabajo, tiene amigos, tiene allegados. Le hicieron un daño muy significativo, no encontró otra escapatoria que quitarse la vida», resumió en diálogo con Cadena 103.

César García comenzó diciendo que, «yo hablé con él (Orellana) el jueves a la noche. Tuvimos una charla bastante extensa, el estaba en su departamento con su hijo de 10 años, con lo cual para preservarlo de cualquier charla la hicimos en el auto porque era un poquito tarde y porque no nos pudimos comunicar a la tarde. Él ya había ido al psiquiatra, el doctor Fanesi, en horas de la tarde. Esta charla la tuvimos para que yo le explique la cuestión administrativa de su trabajo en el Ejército y la cuestión penal, fue ahí donde me firmó la designación de abogado para esas cuestiones, y la verdad que lo noté muy mal. Muy apesadumbrado, muy deprimido».

El abogado, que habló con Cadena 103 en el programa «La Primera Mañana, expresó que entre él y Orellana había un amigo en común de nombre Marcos que fue precisamente quien lo llevó al psiquiatra, «porque la situación lo sobrepasaba emocionalmente». Contó que el médico tratante le dio una medicación y agregó, «ya había tendencia suicida, con lo cual era comunicarnos el viernes y estar encima para ir abordando todo este tema, con profesionales que son los que saben y con el núcleo de amigos y conocidos que tenía acá».

Repasó que el Suboficial del Ejército tenía un hermano en Monte, una hermana en Europa, su mamá tampoco reside acá. «Familiares directo solamente tenía a su hijo, con el cuál compartía en su departamento con él y otros con la mamá del hijo», dijo el letrado.

García dijo, «la única denuncia la presentó la gente proteccionista de animales, era una causa que trataba en una fiscalía local y luego había sido elevada la justicia federal. Eso era el tratamiento jurídico que íbamos a hacer. En esas manifestaciones que hacía este grupo (proteccionistas), no esperaron que la justicia tomara una determinación: lo rotularon a Martín por una foto, hicieron un relato, sin saber la verdad material y estaban pidiendo pena de prisión. La abogada Álvarez solicitaba pena de prisión para un delito excarcelable, es decir es pedirle peras al olmo. Era una mentira, una falacia, solicitar algo que en la realidad no está contemplado. De haber sido encontrado culpable no iba a ir preso».

César García intentó explicar que fue lo que pasó con el perro Malevo, «el estaba a cargo del Casino de Suboficiales del Regimiento y tienen gatos ahí en el Regimiento, una de las gatas había parido creo que eran siete u ocho gatitos y este perro mató la gata y se comió cinco crías. Cuando Orellana llega ese día, un subalterno le comunica la situación, Orellana constata esto y horrorizado, porque era un amante de los animales, salió en busca del perro para poder atarlo. Lo fue a buscar, lo ata. En el momento el perro tiraba para un lado y Orellana tiraba para el otro. La intención no era matarlo sino atarlo». A esto el abogado aseguró que Orellana reconoció que había cometido «una bestialidad» dado que luego de atar al perro no fue consciente que Malevo estaba muerto.

Volvió sobre la foto, que fue tomada por alguien del interior del Regimiento quien seguramente Orellana conocía y el abogado dijo «sobre esa foto se construyó un relato sin consultarle a ningún soldado, hay soldados que estaban ahí y saben lo que sucedió. En ningún momento hubo intención de matarlo. Sobre esa foto, sin averiguar demasiado, se construyó una imagen que a Martín le pesó muchísimo».

Para César García los amigos, luego del hecho, «cada vez lo veían peor».

El letrado manifestó, «las cosas penales se extinguen, lo que particularmente me da un poco de vergüenza es el comportamiento de la gente y no esperar la decisión de la justicia. Si con la condena social todos estarían condenados, deberíamos decirle a los jueces que se tomen vacaciones y a los fiscales que no investiguen más. Todo esto terminó con una vida humana».

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